Un autómata angustiado (Fritz Perls)

El hombre moderno vive en un estado de vitalidad mediocre. Aunque por lo general no sufre hondamente, sabe poco acerca de lo que es vivir en forma verdaderamente creativa. En lugar de ello, se ha convertido en un autómata angustiado. Su mundo le ofrece amplias oportunidades de enriquecerse y disfrutar, y sin embargo se lo ve vangando sin sentido, sin saber en realidad lo que quiere y por lo tanto completamente incapaz de poder averiguar cómo conseguirlo. Se aproxima a la aventura de vivir sin excitación ni gusto. Pareciera que siente que el tiempo de pasarlo bien, de placer, de crecer y aprender, es la niñez y la juventud y al llegar a la "madurez" abdica de la vida misma. Se mueve mucho y hace ademanes de hacer muchas cosas, pero la expresión de su cara indica su falta de interés real en lo que está haciendo. Por lo general tiene cara de póquer, aburrido, distraído o irritado. Pareciera que ha perdido toda espontaneidad, toda su capacidad de sentir y expresar en forma directa y creativa. Es muy hábil para hablar de sus males y muy malo para encararlos. Ha reducido la vida a una serie de ejercicios verbales e intelectuales: se ahoga en un mar de palabras. Ha sustituido el proceso de vivir por explicaciones psiquiátricas y pseudopsiquiátricas de la vida. Pasa largas horas trantando de recobrar el pasado o moldeando el futuro. Sus actividades del momento presente no son más que tareas que hay que cumplir. A veces, ni siquiera se da cuenta de sus acciones en el momento.

Todo esto puede aparecer como una afirmación arrasadora, pero creo que ha llegado el momento de hacer tal afirmación. Los últimos cincuenta años han visto un enorme aumento del entendimiento que el hombre tiene de sí mismo. Hemos visto cómo ha crecido nuestro entendimiento de los mecanismos tanto fisiológicos como psicológicos mediante los cuales nos mantenemos bajo las presiones y condiciones siempre cambiantes de la vida.

Sin embargo no hemos visto un cambio responsable en nuestra capacidad de disfrutar de la vida; en el uso de nuestro conocimiento en beneficio de nuestros propios intereses: en el expandir y ensanchar nuestro sentido de vitalidad y crecimiento. El entender el comportamiento humano por el placer de entender no deja de ser un juego intelectual, un modo divertido o torturado de pasar el tiempo; pero no tiene ninguna relación ni ninguna utilidad en la vida cotidiana. Incluso podría decirse que gran parte de nuestra insatisfacción neurótica con nosostros mismos y con nuestro mundo deriva del hecho de que si bien nos hemos tragado enteros muchos de los términos y conceptos de la psiquiatría y la psicología moderna, no los hemos digerido ni los hemos puesto a prueba ni hemos utilizado nuestro conocimiento verbal e intelectual, siendo la poderosa herramienta que supuestamente son. Por el contrario, muchos usamos los términos psiquiátricos como racionalizaciones, como modos de perpetuar conductas presentes insatisfactorias. Justificamos nuestra infelicidad actual mediante nuestras experiencias del pasado y nos revolcamos en nuestra miseria. Utilizamos nuestro conocimiento del hombre para justificar tanto el comportamiento socialmente destructivo como también el comportamiento autodestructivo. Nos hemos graduado desde el "no me puedo valer por mí mismo" que profiere el niño al " No me puedo valer pr mí mismo porque... mi mamá me rechazó cuando niño; porque nunca aprendí a apreciar mi complejo de Edipo; porque soy demasiado introvertido" del adulto

Sin embargo, la psiquiatría y la psicología nunca tuvieron la intención de ser justificaciones del comportamiento neurótico continuado, comportamiento que le impide al individuo vivir al máximo sus posibilidades. El objetivo de estas ciencias no es meramente el ofrecer explicaciones de conducta , es ayudarnos a llegar al autoconocimiento y el autoapoyo.

Tal vez una de la razones por las cuales la psiquiatría en particular ha caído en esta perversión, es que muchas de las teorías clásicas de la psiquiatría han sido petrificadas, al ser transformadas por sus defensores en dogmas. En su esfuerzo por hacer calzar todas las formas y tamaños diferentes de conductas humanas en el lecho procustiano de la teoría, muchas escuelas psiquiátricas ignoran o condenan aquellos aspectos de la vida de los hombres que porfiadamente se resisten a ser explicados en términos de sus argumentos preferidos. En lugar de abandonar o cambiar una teoría cuando ya no concuerda con los hechos y ya no sirve adecuademente para resolver dificultades, ellos dan vuelta a los hechos de la conducta para ajustarlos a la teoría. Esto no sirve ni para aumentar el entendimiento ni para ayudar al hombre a resolver sus problemas.

Este libro es una exploración de un enfoque un tanto nuevo en el tema del total comportamiento humano, tanto en su actualiad como en su potencialidad. Está escrito desde el credo que el hombre puede vivir una vida más plena y más rica que como vivimos la mayoría en la actualidad. Fue escrito con la convicción de que el hombre aún no ha comenzado a descubrir el potencial de energía y de entusiasmo que yace en él. Este libro intenta juntar una teoría con su aplicación práctica a los problemas de la vida cotidiana y a las técnicas de psicoterapia. La teoría misma se fundamenta en la experiencia y la observación. Ha crecido y se ha modificado con los casos de práctica y con su aplicación. Y aún está creciendo.

Introducción al libro "Enfoque gestáltico y testimonios de terapia" (Fritz Perls /1893-1970)

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