Un nuevo mundo, una nueva persona (Carl Rogers)

Fragmento (Carl Rogers)
“…
Oigo decir que la juventud actual sólo está interesada en el empleo y la seguridad, que no son personas que se arriesguen e innoven, tan sólo conservadores en pos del “primer puesto”. Posiblemente sea así en parte, pero ciertamente no lo es respecto de la gente joven con la que yo tengo contacto. Estoy seguro que muchos continuarán viviendo en el mundo actual y sólo un grupo limitado lo hará en este nuevo mundo del mañana.

¿De dónde provendrán? Observo que ya han comenzado a nacer. ¿Dónde los he encontrado?

Entre los ejecutivos que han abandonado la carrera de ratas y desdeñado las tentaciones de los altos salarios y las finanzas para vivir una nueva vida, mucho más sencilla… entre hombres y mujeres que desafían la mayoría de los valores de la cultura actual para vivir según nuevas maneras… entre sacerdotes, monjas y, ministros religiosos que han dejado atrás los dogmas de sus religiones, para vivir de un modo que tenga mayor significado… entre las mujeres que vigorosas se alzan por encima de las limitaciones que la sociedad les impone. Entre las minorías que están emergiendo, después de generaciones de pasividad, a una vida más afirmativa y positiva… entre aquellos que han participado de experiencias grupales, hallando un lugar para los sentimientos, así como para los pensamientos en sus vidas… entre los estudiantes creativos, que han abandonado las escuelas para encontrar metas más elevadas que las permitidas para una estéril escolarización. Los encuentro gestándose en los talleres internacionales e interculturales que han sido parte destacable de mi pasado inmediato.

Allí, en un ambiente centrado en la persona, están desarrollando un sentido de comunidad basado en la confianza y el respeto, creando armonía en la diversidad, una armonía que caracteriza a este nuevo mundo. Están tejiendo redes de enlace interculturales…

Al estar en contacto con estos individuos, he hallado ciertos rasgos en común. Tal vez ninguno de ellos posea todas estas cualidades juntas, pero creo que la habilidad para vivir en este extremadamente revolucionado mundo del mañana, está definida por ciertas características. Describiré algunas brevemente, según yo la he percibido y experimentado.
Tales personas viven la vida como un proceso, como un torrente de energía, una transformación. La vida rígida, estática, no les atrae. Viven en una confortable relación con la naturaleza, un responsable parentesco con el entorno. La “conquista de la naturaleza” les resulta un concepto aborrecible. Estas personas consideran que el poder sobre los demás es simplemente otra forma de conquista, igualmente aborrecible e inaceptable. Su meta es reforzar el poder del individuo, compartir el poder en proyectos comunes. Como una faceta de su parentesco con la naturaleza, experimentan su parentesco con las demás personas. Esta relación sienta las bases para la conformación de comunidades a escala humana y para afrontar con flexibilidad los problemas comunes. Estas personas rehúsan vivir en un mundo compartimentalizado: cuerpo y mente, salud y enfermedad, intelecto y sentimientos, ciencia y sentido común; grupo e individuo, cordura y locura, trabajo y esparcimiento. Luchan más bien por una vida totalizadora, donde pensamiento, sentimiento, energía física, energía psíquica y energía curativa estén integrados en la experiencia. Tales individuos son fundamentalmente indiferentes a las posesiones materiales, al confort y a las recompensas. El dinero y los símbolos del status material no son su meta. Son investigadores, su búsqueda es, por naturaleza, esencialmente espiritual. Son conscientes y están influenciados por ritmos del universo. Están a sus anchas con la energía psíquica, con las experiencias místicas y meditativas. Desean hallar un propósito y un sentido que trascienda lo individual. Estas personas están abiertas al mundo interior y exterior. Están abiertas a la experiencia, a nuevos modos de percibir, a nuevas maneras de ser, nuevos conceptos e ideas y a un nuevamente descubierto mundo de sentimientos. Encuentro que estas personas valoran la comunicación como un medio para juzgar las cosas como son. Rechazan la hipocresía, el engaño y la ambigüedad de nuestra
cultura. Estas personas son solícitas, deseosas de ayudar a todos cuando hay necesidad. La suya es una atención gentil, sutil, no moralista. Desconfían de los profesionales de la ayuda. Tales individuos manifiestan su antipatía por cualquier institución burocrática, inflexible y sumamente estructurada. Consideran que las instituciones han de existir para la gente y no lo contrario. Estas personas confían en sus propias experiencias y desconfían profundamente de la autoridad externa. Hacen sus propios juicios morales aun desobedeciendo aquellas leyes que consideran injustas. Su vida está fundamentada en una filosofía coherente: una confianza básica en la naturaleza, constructiva del organismo humano, el respeto por la integridad de cada persona, la convicción de que la libertad de elección es esencial para una existencia plena, la creencia en que la comunicación armoniosa entre los individuos puede ser favorecida, un reconocimiento de lo esencial que es la comunidad íntima para el desarrollo de nuestra vida.

Estas son algunas características que observo en estas nacientes personas nuevas. Soy bien consciente que pocos individuos poseen todas estas características y sé que estoy describiendo a una pequeña minoría del total de la población…

Sin duda, se enfrentarán con una considerable oposición. En ciertas culturas serán oprimidos y se intentará suprimirlos de diversas maneras. Significarán una amenaza para las organizaciones burocráticas … puesto que sus valores son diferentes, porque pretenden participar en las decisiones que los afectan, porque se reservan el derecho de elaborar sus propios criterios éticos. Serán menospreciados por la mayoría de nuestras instituciones educativas, pues tales personas otorgan a los sentimientos la misma importancia que al intelecto, porque desafían las tradiciones y por lo tanto no pueden ser convertidos en dóciles conformistas.

Serán un rompecabezas para las corporaciones y el mundo de los negocios, pues no aceptan ser controlados mediante promociones en las escalas de salarios y porque, para ellos, las personas tienen prioridad a los beneficios materiales. Serán inadaptados en esta cultura tecnológica que enfatiza su intento de adaptar al hombre a la máquina y pretende devorar a todo lo natural, para escupir luego los subproductos tóxicos sin ninguna consideración para con las generaciones venideras.

Las nuevas personas incomodarán enormemente a los seguros poseedores de la verdad… porque no cree(n) poseer todas las verdades…“

De: Un nuevo mundo, una nueva persona – por CARL ROGERS

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